Cuando las lluvias durante la primavera son constantes y el proceso de brotación comienza bajo estas circunstancias, la expansión de la excoriosis es relevante, con la invasión íntegra de todas las partes verdes del viñedo. En estas situaciones el control de la excoriosis debe ser el principal objetivo en cualquier explotación de viñedo.
Si a esta situación añadimos que, debido al exceso de nubosidad, probablemente las temperaturas y la intensidad lumínica no han permitido ritmos de crecimientos adecuados, podemos encontrarnos que junto a la excoriosis, el daño de los ácaros (y/o insectos) haga que estemos observando la conjunción de ambos daños y por tanto deberemos actuar ante ambos problemas.
Durante la primavera, en los brotes y pámpanos los primeros síntomas se manifiestan en necrosis con un aspecto característico de “tableta de chocolate” o bien manchas corticales oscuras y estiradas a lo largo del brote, mes y medio después del desborre, incluso antes. Estos síntomas pueden extenderse por completo a todas las partes verdes: tallos, hojas y racimo. En esta época la excoriosis ataca los nervios y la lámina foliar provocando desde pequeñas manchas cloróticas con centros oscuros y áreas necróticas deprimidas que pueden ocasionar la defoliación basal, incluso la desecación total de los órganos infectados. En los racimos también se observan pequeñas manchas cloróticas con desecaciones sobre el pedúnculo, el raquis y los capullos florales, incluso como primordios. Este daño provoca la pérdida de granos, el mal cuajado e incluso su pérdida completa.






Llegado a la situación que podéis comprobar en estas imágenes, se necesitan actuaciones rápidas pues las posibilidad de reducir el desarrollo de las plantas y perder producción son elevadas.
En las yemas de las plantas atacadas, el micelio del hongo provoca su muerte con su consiguiente reducción en la producción.
En las hojas infectadas provocan desde el amarilleamiento de zonas concretas hasta su desecación.
En la fruta la excoriosis actúa sobre el pedúnculo, pedicelo, raquis completo, capullos florales, incluso como primordios. El ataque de la fruta bajo estas circunstancias provoca desde la pérdida de los futuros granos hasta la desecación y pérdida completa del racimo.
En la página sobre los tratamientos de la excoriosis tenéis toda la información ampliada al respecto.