Regeneración de suelos
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¿Qué es la regeneración de suelos?
El concepto de regeneración de suelos que se plantea en esta web va más allá de la regeneración de suelos (también llamada reactivación de suelos) que podéis encontrar en otros lugares.
Nuestra experiencia nos enseña que se debe alcanzar la autonomía del suelo, su ajuste y su equilibrio en el medio plazo, sin que ello pueda conllevar el abandono u olvido del mismo. El trabajo realizado durante décadas puede irse al traste con actuaciones que incluso puedan parecer de escasa trascendencia: una simple aplicación descontrolada de fertilizantes o la decisión de ejecutar un subsolado cuando se ha estabilizado la microbiota (el conjunto de microorganismos) pueden implicar tener que comenzar la regeneración del suelo prácticamente desde el punto 0.
Este concepto busca que la fertilidad del suelo sea estable y prolongada en el tiempo por 3 razones de peso:
- El suelo es el valor real de tu finca, de tu propiedad.
- Tu cultivo se ha adaptado plenamente al medio edáfico de tu finca, y viceversa, el microbioma está adaptado y equilibrado con tu cultivo.
- Se ha conseguido el equilibrio del ecosistema agrícola creado.

¿Cuáles son las consecuencias de un suelo no regenerado (suelo “muerto”) en el cultivo?
La fertilización con compuestos de síntesis, el mal uso de hierbas y cubiertas vegetales, la gestión descontrolada de las enfermedades del cultivo, así como las técnicas de labranza utilizadas destruyen el equilibrio de la microbiota del suelo, eliminan de manera sistemática los microorganismos beneficiosos y por tanto, desajustan el ecosistema edáfico que, a su vez, implican:
- Pérdida de la fertilidad natural por desaparición de microorganismos “acompañantes” de las raíces, desajuste de pH, pérdida dramática de la materia orgánica, desequilibrio y bloqueo nutricional, etc.
- Aumento de enfermedades y plagas: incremento de xilófagos, trasformación de microorganismos beneficiosos y microorganismos simbióticos en patógenos internos, excitación de patógenos facultativos y patógenos oportunistas para convertirlos en patógenos del cultivo, problemas vasculares provocados por microorganismos que bajo otras condiciones no deberían de invadir los haces vasculares, etc.
Tras estas reacciones comienzan a expresarse estos desajustes sobre el cultivo:
- Aparecen deficiencias nutricionales simples o combinadas.
- Reducción o pérdida de respuesta a los aportes nutricionales.
- Inhibición del crecimiento.
- Reducción de la capacidad de defensa del cultivo.
Metodología: ¿Qué hacemos en el suelo?, ¿Qué hacemos en la planta?
Durante el proceso de regeneración del suelo creamos los procesos necesarios (Gabasawa et al. 2024) que permiten que las plantas de tu cultivo adquieran la capacidad de nutrirse (y valerse) por sí mismas.
Estos conceptos de regeneración de suelos, de reactivación, que a simple vista podrían parecer unidireccionales (en los que sólo se buscara la eliminación de aportes de nutrientes de síntesis), engloban aspectos mucho más complejos y amplios que os hemos ido desgranando a lo largo de este sitio web.
Para regenerar el suelo de los cultivos realizamos de forma independiente o combinadas diversas actuaciones en el suelo y en la planta entre las que destacan:
- Estudio histórico de la parcela. Analizamos la historia de la parcela: ¿qué cultivo hubo?, ¿qué analisis se hicieron?, ¿qué aportes, enmiendas, abonados, herbicidas se utilizaron?, ¿qué producciones se obtenían?. De esta forma podemos realizar un estudio evolutivo desde anteriores campañas para comprender la situación actual.
- Estudio fitosociológico del cultivo y su entorno. Estudio de bioindicadores presentes (vegetales, líquenes, etc.) para detectar desajustes o daños abióticos y/o bióticos como salinidad, metales pesados, exceso de elementos quimicos, bloqueo de nutrientes, fitotoxicidad…
- Activación de rutas y procesos metabólicos tanto en la planta como en el suelo mediante el uso de extractos, fermentos y aportes biológicos.
- Uso de microorganismos acompañantes mediante aporte como mediante la optimización del desarrollo de los autóctonos. Hay bacterias y hongos beneficiosos que viven en el suelo, principalmente en la zona de influencia de las raíces que aportan compuestos como hormonas, ácidos orgánicos, polisacáridos… y simultáneamente mejoran el entorno y desarrollo radicular. Buscamos la mejor manera de que crezcan en el propio suelo agrícola.
- Uso de endófitos mediante aporte como mediante la optimización del desarrollo de los autóctonos. Hay bacterias y hongos beneficiosos que no viven en el suelo, sino dentro de las plantas. Buscamos la forma óptima para que se desarrollen en el propio cultivo agrícola.
- Análisis de las interacciones planta-suelo. ¿Cómo están utilizando los nutrientes las plantas?, ¿hay elementos disponibles y la planta es incapaz de utilizarlos?, ¿hay elementos que son absorbidos menos de lo necesario y otros que son absorbidos más de lo necesario? Pese a una aparente correcta nutrición, ¿aparecen deficiencias o clorosis?…
- Diseño de programas de trabajo con reducción en el uso de fertilizantes sintéticos que, según el caso, puede llegar a ser total, es decir, del 100%.
Resultados: ¿Qué beneficios conlleva regenerar el suelo de mi parcela?
Trabajar con suelos regenerados, es decir con suelos vivos, nos permite ampliar el abanico de posibilidades técnicas en el que las plantas:
- Son menos susceptibles a los daños bióticos como las enfermedades.
- Son más reactivas al aporte de exoelicitores.
- Se encuentran en estado “pro-activo”, lo que nos facilita que sus respuestas sean más dirigidas, más marcadas y de mayor interés, tanto para nuestra labor de asesoramiento y trabajo científico, como por ende para el productor.
Estas características que se consiguen gracias al equilibrio suelo-planta son de tal importancia que muchas veces requerimos comenzar regenerando el suelo para que podamos conseguir respuestas en el cultivo.